Antes de empezar Boku no Natsuyasumi 2, ya sabía que me iba a gustar. Es un juego que me llamó la atención en poco segundos, viendo a un niño corretear por el campo con un inmenso cielo azul. Tenía un escenario rural muy vibrante habitado por personajes con diseños muy cucos. Se veía como el juego más tranquilo del mundo. Y obviamente, quería jugarlo sí o sí tras ver la excelente review de 6 horas que le dedicó Tim Rogers al primer juego.
Boku me estaba llamando, y lo único que me impendía responderle era la barrera del idioma. Pero para fortuna de todos, el año pasado salió un fan traducción en inglés para la segunda entrega y el mismo día que salió, la empecé a jugar en mi Playstation 2.
Ya sabía que el juego me iba a gustar, pero lo que no sabía en ese momento era que me iba a afectar a unos niveles que no imaginaba. Me ha hecho recordar, pensar y sentir bastantes cosas. Incluso si no es un cambio que se note a simple vista, sé que no soy la misma persona que cuando empecé a jugar.
Y por eso estoy aquí. Mi intención no es hacer una reseña con la que decirte si el juego es mejor o peor que cualquier otro videojuego. Puede que lo acabe haciendo de todas formas, pero mi objetivo en última instancia es poner mis pensamientos en orden. Tratar de entender como un juego tan simple es capaz de tanto y por qué me siento así ahora mismo. Todo lo demás es para que se entienda cómo he llegado hasta ese punto.
Verano de 1975, Japón
Boku es un niño de 9 años tranquilo y amable que va a pasar las vacaciones de verano con unos familiares que llevan un pequeño hotel, ya que sus padres están ocupados con el nacimiento de un nuevo hijo. Una vez asentado, Boku se despierta cada mañana y tras el desayuno, es libre de hacer lo que le plazca por la pequeña isla.
Salir afuera y explorar tus alrededores, hablar con tus familiares y vecinos para saber qué se cuentan, cazar algún bicho y usarlo en un torneo de sumo… Todo lo que haces en Boku no Natsuyasumi suena bastante mundano cuando lo describes, pero al jugarlo todo está cubierto de un aura especial. Como si fueras un niño que ve cada cosa o sitio como un nuevo descubrimiento. También hay eventos muy guays, pero no los voy a revelar porque parte de la gracia es descubrirlos por uno mismo.
Hay un ciclo día-noche y eres libre de ir por donde quieras hasta que llega la hora de cenar y tu tío se teletransporta a donde sea que estés para llevarte a casa. Luego de que anochezca, puedes seguir hablando con la gente o irte a dormir. Antes de esto último, Boku escribirá en su diario lo más destacable que le haya pasado durante el día, dando para un pequeño momento de reflexión.
Cada día el foco estará en una actividad, personaje o lugar distinto, haciendo que aunque no haya una trama como tal, sientas que estás avanzando y acostumbrándote a esta vida. Poco a poco te acabarás montando una especie de rutina y el saber que mañana podría pasar algo guay hace que te interese seguir jugando.
Vamos, que el ejemplo más cercano en occidente sería la saga Animal Crossing. Pero quedarnos en eso sería un poco reduccionista. Lo que realmente eleva y me fascina de Boku no Natsuyasumi es la atmósfera y su respeto al jugador.
Boku no Natsuyasumi entiende que las vacaciones no son una lista de cosas que hay que hacer para ser feliz. Cada uno disfrutamos de la vida a nuestra manera, y hay días donde no apetece hacer nada en concreto. No le quita valor a que quieras dar un paseo porque sí, o que ignores lo que un personaje tenga que decir porque ese día te apetece más estar buceando o cazando bichos.
Incluso si hay un día en el que no haces nada que el juego considere destacable para poner en el diario de Boku, seguirás leyendo un mensaje que diga “No ha ocurrido gran cosa hoy. Pero ha sido un día maravilloso”. No ha pasado nada, y no tiene que haber consecuencias por ello. Especialmente cuando eres un niño, no estás pensando en hacer de cada día algo productivo. Simplemente vives el momento y ya.
Como dije al principio, la atmósfera es lo que llama más la atención al ver el juego por primera vez, especialmente porque no hay interfaz como tal. Cada ángulo de cámara, cada detalle sonoro y cada diálogo contribuye a crear una atmósfera de verano idílico. Las sombras de los árboles, el sonido del mar o una guitarra a lo lejos… Hay tantas cosas en las que fijarse que muchas veces lo que querías hacer puede esperar cuando tienes un paisaje tan bonito delante. Estos fondos prerenderizados de hace 22 años demuestran que independientemente del avance tecnológico, hay cosas que no envejecen.
Parece un juego que no tiene fricciones, aunque eso no es del todo cierto. Salvo que en vez de tener la presión de cumplir un objetivo o sacar un buen final, las fricciones vienen de uno mismo. Y no hay mejor ejemplo que en las noches. Cuando terminas de cenar, sigues pudiendo explorar, aunque esta vez una zona más reducida de la isla. Tu tía está mirando la tele, tus primos en su habitación o afuera y 2 huéspedes charlando tranquilamente.
Lo que más me llama la atención es que si te acercas a la casa de tus vecinos, podrás escuchar Gymnopédie Nº1 de Erik Satie. Hay que admitir que es una canción algo trillada si sabes lo mínimo de música clásica, pero al igual que con Claire de Lune, no puedo evitar que me guste mucho. Junta la melancolía y la tranquilidad mezclada con el silencio de la noche. Irónicamente me recuerda a una buena cantidad de noches donde era tarde y me ponía a escuchar música del estilo porque no es que mi cuerpo con sueño me estuviera pidiendo poner Nirvana. Y al final, esa es la clase de música y momento que más introspección me hace sentir.
Es un pequeño momento que realmente no te está diciendo que te sientas de cierta manera. Eres tú el que decide interpretar qué significa esa música para ti basado en lo que has vivido.
Y luego está la guinda sobre el pastel: El propio Boku. Es uno de esos protagonistas que camina la fina línea entre ser un avatar para hacernos vivir esta historia y un personaje con identidad propia, reaccionando a las cosas de una forma que quizá nosotros no lo haríamos.
Solo con ver su cara sonriente (cortesía de Mineko Ueda) ya siento que el mundo es un lugar mejor. Pero sus animaciones también me encantan. El salto que pega cuando se echa un chapuzón en el mar o que haga un gesto de desconcierto cuando alguien le cuenta algo extraño le da bastante personalidad. Aunque no hable tanto como los otros personajes, sigue siendo muy expresivo y hasta gracioso con algunas de las cosas que dice.
Y aunque Boku sea la estrella, el resto de personajes también son muy buenos. La manera en la que están escritos hace que los percibas como individuos con sus propias vidas. Han vivido una vida antes de que tú los conocieras y puede que uno de esos días les escuches hablar de curiosidades, aspiraciones o simples pensamientos. Es hasta curioso ver que mientras Boku está pasando sus increíbles vacaciones de verano, el resto de personajes (aunque no todos) comparten el tema de añorar un evento o una persona que actualmente no está en sus vidas. Algunos encuentran algo a lo que agarrarse, otros siguen viviendo cada día sin preocuparse demasiado.
Lo que quiero resaltar es que un par de líneas dicen mucho sobre con quién estás hablando. Y quitando una trama, he disfrutado cada línea y el hecho de buscarlos para ver qué me dicen. Si no fuera por ellos, este seguiría siendo un juego relajante, aunque tristemente solitario.
Verano de 2024, España
Ha llegado el momento de revelar algo curioso: Es la primera vez que lloro jugando un videojuego. Y es algo destacable porque no suelo llorar a menos que sea por un tema personal o escuche una canción que me golpee bien fuerte.
He llorado 2 veces con Boku no Natsuyasumi 2, y la primera vez ni siquiera fue jugando al juego. Estaba frente al ordenador haciendo las cosas que hago siempre, cuando de repente empecé a recordar. El ambiente, los personajes, y toda esa honestidad, humildad y pureza me golpearon de una manera que mi cuerpo no aguantó.
Hay muchos momentos que recordaré de mi partida, pero creo que con lo que realmente me voy a quedar es con estar ahí. Paseando mientras aprecio el paisaje y pienso en mis cosas. Y es curioso porque eso también es lo que recuerdo de mis vacaciones o eventos similares. La sensación de estar en un sitio al que no estoy acostumbrado, la música que escuchaba en aquel entonces y otras cosas que quizá no tienen que ver directamente con esas vacaciones. Es lo que suelo recordar una vez pasado un tiempo.
Cuando escribo estas líneas, han pasado unos 3 meses desde que terminé el juego, y ahora no puedo evitar sentir lo que el juego quería. Una mezcla entre melancolía y nostalgia de esas noches donde lo único que existía era yo y el juego. Es un tipo de obra que no esperaba encontrar, especialmente en forma de videojuego. Pero existe, y mediante pequeños gestos y el gradual paso del tiempo, Boku es capaz de sanarte el alma aunque sea un poco.
Es un reflejo de lo que es capaz el ser humano para lo bueno. Un juego cuyo núcleo no deja de ser humilde, y por eso sorprende que sea capaz de decir tanto sobre los videojuegos y la vida misma. He pensado mucho durante estos 3 meses, y me gustaría cerrar con lo más importante que he sacado de este juego.
Cuando terminé Boku no Natsuyasumi 2, pensé que no había ninguna lección grandilocuente que el juego quisiera impartir. Podrías quedarte con que es un juego muy bonito y relajante y sería suficiente para llamarlo GOTY, pero el pasar de los días hizo que me diera cuenta de algo. No solo había extraído algo del juego, sino que era un cambio que podía notar en mí mismo, aunque solo fuera un poco.
No es que me considere alguien desagradecido, pero la posición en la que estoy y el hecho de estar volviéndome adulto hacen que a veces dé ciertas cosas por sentado. Es inevitablemente triste. Pero Boku no Natsuyasumi 2 consigue que un mínimo gesto me parezca bonito. La sencillez, libertad y honestidad que ofrece hacen que aprecie más todo lo que me rodea.
Sigo teniendo días regulares en los que no me apetece hacer mucho más que mirar al techo. Pero siento que ahora es un pelín más fácil afrontarlos y hacer algo interesante. O simplemente disfrutar de que me pueda permitir estar sentado sin hacer nada. La vida es larga y hay tiempo para hacer de todo.
Pero la vida/naturaleza son conceptos que no van a recibir mi mensaje, y de todas formas si estoy aquí es por la gente que me rodea, así que me gustaría darte las gracias a ti. Sé que la barrera de internet hace que esta clase de mensajes puedan saber a poco, así que voy a intentar ser lo más directo posible:
- Si nos conocemos al nivel de que sé quién eres y sabes quién soy, te doy las gracias por estar ahí. Puede que me hayas hecho aprender algo importante, hacer un descubrimiento interesante o simplemente reírme de algo gracioso. Igual hasta me has ayudado con algo importante.
- Si no te conozco, el mero hecho de que estés leyendo un texto escrito por un random sobre un juego japonés random de la PS2 me halaga y hace que esté agradecido. No sé cómo habrás llegado hasta aquí pero espero que te guste lo que ves.
- Si te conozco pero sé que no vas a leer esto… ya te daré las gracias directamente cuando menos te lo esperes (Kojima no cuenta).
- Y obviamente, gracias a Hilltop y su equipo por permitir que pueda jugar a este juego, y a todo el equipo de Millenium Kitchen (especialmente Kaz Ayabe y Mineko Ueda) por crearlo y hacer de ello algo bello.
Gracias a todos por todo.
No olvidaré :)